jueves, 11 de agosto de 2011

Sciacqua: "En Colón,la agresividad no se negocia



EL TÉCNICO ANALIZA EL PARTIDO CON ARSENAL


Mario Sciacqua habla de qué clase de equipo quiere: “La idea es la de un equipo que juegue al fútbol, que sea vertical, y con jugadores que encaren mano a mano al rival y le ganen”.




—¿Así que lo mandaste a barrer la vereda de la pensión al pibe Luque?

—(Risas). Es cierta la anécdota, leí que la contó el papá de Martín y es verdad. Lo que pasa es que cuando llegó estaba en edad escolar y nosotros queríamos que estudiara. Él era medio reacio a eso y a mí no me gustaba que dejara de estudiar. Hasta que llegamos a un límite y tuvimos que hablar con los padres para contarles cómo venía la mano. Entonces decidimos que empiece a “trabajar” con el personal administrativo de la pensión. Un día viene Jesús Gómez, una de las personas que ordena la pensión y me cuenta que Martín no le daba bolilla, no le hacía caso. Entonces, lo llamé para ver qué pasaba y me dijo: “Mario, yo acá vine a jugar al fútbol, no vine a barrer”.

—¿Hablaste con él?

—Sí, ayer hablé con Martín, lo llamé para ver cómo andaba.

—¿Tuviste la posibilidad de verlo en los partidos?

—Sí, claro... Lo veo similar a lo que ya venía insinuando con nosotros, lo que pasa es que no debe trabajar tanto en retroceso, lo de él en la selección es de mitad de cancha hacia arriba. En el uno contra uno está matando. Antes de que Perazzo lo sacara a Lamela, ante Egipto, vi que se estaba tomando el gemelo. Se ve que está llegando muy con lo justo al final de los partidos... Está contento, siempre a su estilo, todos saben que es de perfil bajo.


—Se nota, porque ni siquiera quiere hablar mucho con los enviados especiales que hay en Colombia...

—Sí, sí... Martín es así, nosotros ya lo conocemos.

—Yendo a Colón, ¿con qué te quedás del partido del otro día?, ¿con la parte llena del vaso que fue el segundo tiempo, para profundizar, o con la parte vacía del primero para corregirlo?

—Con las dos cosas. De todos modos, te cuento algo: estuve viendo el partido un par de veces y no lo vi tan mal en el primer tiempo como me había parecido, tanto a mí como a los jugadores, en la misma cancha. Mantuvimos el orden, no nos desorganizamos. Quizás nos faltó agresividad y no perder tantas pelotas en el mediocampo.

—Entonces, ¿no coincidís con que el primer tiempo fue malo?

—No creo que haya sido tan malo. Te repito que a mí me pareció malo en la cancha y compartí el concepto con los jugadores, porque ellos me dijeron lo mismo. También hay que tener en cuenta que el rival juega y plantea complejidades. También es cierto que tuvimos problemas en el juego aéreo.

—¿Y qué buscaste cambiar en el segundo tiempo?

—Mi desafío es imponer una idea de juego que vaya más allá de si jugamos con un 4-4-2 o con el esquema que sea. Esa idea es la de poner la pelota contra el piso y jugar al fútbol. Eso fue lo que les dije a los jugadores. Colón puede ser un equipo que atropelle al rival o que se pare de contragolpe, pero lo que no se negocia jamás es la agresividad.

—¿Cómo lo viste a Higuaín?

—Quiero aclarar algo que se me ocurre importante: jugar bien o mal no asegura que un jugador salga o continúe. Para mí, el equipo está por encima de todo. Yo focalizo el buen rendimiento del equipo por encima del buen nivel de los jugadores. Federico Higuaín es un jugador que no sirve para jugar bien arriba, como 9 de área. Es un jugador que tiene que arrancar desde atrás porque hay que aprovechar el buen manejo de pelota que tiene. Para mí no jugó mal y sigo pensando en que es útil para el equipo.

—De todos modos, Leandro González le dio otras posibilidades cuando le tocó ingresar. A propósito, ¿vas a hacerlo jugar de punta o de volante por derecha?


—Puede ser que haya más partidos en los que lo tenga como delantero, pero eso no significa que en algún pasaje pueda volcarse por la derecha para arrancar como volante.


—Alguna vez, charlando con Bauza, él hablaba de la versatilidad de los jugadores y creo que éste es el caso, ¿no?


—Nosotros tenemos jugadores que pueden jugar en más de un puesto, como Moreno y Fabianesi, Costa, Candia o Leandro González. ¡Al Bichi no lo voy a poner en otro lugar que no sea de centrodelantero! Pero en los casos que te nombré, sé que puedo contar con ellos para que desempeñen otras funciones.

—¿Lima?, ¿Chevantón?

—Lo de “Cheva” está prácticamente solucionado y según me dijo Germán Lerche, el tema de Lima se arregla entre hoy y mañana. Están entrenando mucho y bien, al igual que Pellegrino. Lo lindo es que este plantel no me ofrece 12 ó 13 posibilidades para armar el equipo, sino que tengo un grupo numeroso en cuanto a calidad, con sana competencia entre ellos.

—¿Será un lindo problema entonces el de armar el mejor equipo?

—Ojalá me sienta obligado a romperme la cabeza para ver a quién sacar, porque todos andan bien y se merecen estar adentro. Estoy seguro de que vamos a hacer un buen torneo.

—Este es otro tema, Mario. ¿Se siente el compromiso de pelear arriba?

—Nosotros, dentro del plantel, tomamos cada partido como una final. Así nos hemos propuesto afrontar este torneo.

—¿El Chino Garcé ya está para jugar?

—El Chino se entrena normalmente, está en óptimas condiciones, enchufado como el resto y muy bien en lo físico y futbolístico. Todavía no te puedo decir cómo armaré el equipo porque quiero ver algunas cosas y faltan muchos días, pero el Chino ya está bien.

—¿Cómo vas a hacer para imponer un buen juego en un fútbol argentino donde cada día se lucha más en el mediocampo?

—Nosotros tenemos buenos iniciadores de juego en la mitad de la cancha y tenemos que aprovechar eso. Es cierto que se presiona mucho en el fútbol argentino y, de hecho, nosotros también somos un equipo que presiona. Contra Arsenal nos pasó eso, erramos bastante en el manejo de la pelota durante el primer tiempo. Y después, lo que ya apunté del juego aéreo.

—Pellegrino te va a dar una mano en eso...

—Yo creo que el porte o la altura no es determinante para ganar siempre de arriba. Conozco jugadores que no son tan altos, pero que saben cabecear, se perfilan mejor, saben saltar. Hay técnicos que se obsesionan con este tipo de jugadas, al punto tal que las convierten en un arma indispensable de ataque.

—Por lo que veo, no es tu caso.

—Yo trabajo mucho en pelotas quieta, pero lo tomo como un argumento más de ataque. Pienso que es importante también el lugar en donde te parás, porque si bien tuvimos problemas ante Arsenal, hay que tener en cuenta que hubo tres o cuatro offside muy claros.

—¿Cómo está Curuchet?

—Entró en reserva el otro día, me contó Javier López que lo hizo muy bien, fue justo el momento del partido que no pude ver porque ya estaba adentro del vestuario con mis jugadores. Facundo hizo una muy buena pretemporada, pero sobre el final de la misma se cargó mucho el isquiotibial, producto todavía de las consecuencias de la lesión. Pero al igual que Alfredo Ramírez, están bien.

—¿Por qué cuesta tanto ganar de local en el fútbol argentino?

—Es increíble, nosotros lo vivimos en carne propia, se hace cada vez más complejo ganar de local y pienso que responde a algo emocional o sicológico. Lo que pasó en la primera fecha, con nueve partidos jugados y ninguna victoria de los locales, es lo que a nosotros nos ocurría en el torneo pasado

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